Ayer mañana, al entrar al cole, a los peques les llamó la atención unos botes que estaban encima de la mesa, y, como no, corrieron a cogerlos, moverlos, mirarlos, observarlos y experimentar con ellos.
Son nuestros tarros de la calma. Cuando algún peque se encuentre inquieto, lo cogerá, lo moverá y observará como se va depositando en el fondo la purpurina que contiene. De éste modo, aprenderá a controlar sus impulsos.
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